Sofocos en menopausia. Causas, factores agravantes y soluciones naturales


Los
sofocos son uno de los síntomas más característicos y molestos de la menopausia. Solo quien lo experimenta comprende la intensidad del calor que invade el cuerpo desde dentro, afectando no sólo fisicamente, sino también al sueño, al estado de ánimo y a las relaciones con los demás. En este artículo, desde el Instituto New Detox, te explicamos qué hay detrás de estos episodios, por qué ocurren y cómo puedes aliviarlos de forma natural.

¿Qué ocurre en el cuerpo durante un sofoco?

El organismo cuenta con un centro termorregulador ubicado en el hipotálamo, que actúa como un termostato interno para mantener la temperatura corporal entre los 36 y 37 °C. En condiciones normales, este sistema funciona con precisión, pero durante la menopausia, la caída de los niveles de estrógenos altera su funcionamiento. El resultado es una hipersensibilidad térmica, una falsa alarma que provoca una respuesta exagerada del cuerpo: sudoración, vasodilatación cutánea, enrojecimiento y una intensa sensación de calor desde el interior. Eso es un sofoco.


Factores que agravan los sofocos


Además del
desequilibrio hormonal, existen múltiples factores que pueden intensificar los sofocos, tanto internos como externos:

 

Estrés crónico y alteraciones emocionales

El estrés crónico sensibiliza aún más el hipotálamo, al igual que la falta de sueño, la ansiedad y los cambios emocionales. Todos estos elementos inestabilizan el sistema de regulación térmica.

Alimentación y sustancias estimulantes

Las comidas picantes, las bebidas calientes, el alcohol y la cafeína pueden actuar como detonantes directos de los sofocos. Estos agentes estimulan el sistema nervioso y contribuyen a disparar las respuestas de calor repentinas.

Disruptores endocrinos

Uno de los factores más ignorados son los disruptores endocrinos, compuestos químicos que imitan o bloquean las hormonas naturales del cuerpo. Están presentes en plásticos, cosméticos, perfumes, productos de limpieza, ambientadores, pesticidas e incluso en los tickets de supermercado. Estos tóxicos hormonales se comportan como falsos estrógenos, confundiendo al sistema endocrino y amplificando los desajustes.

¿Cómo reducir la carga tóxica?


Evitar completamente los
disruptores endocrinos es difícil, pero sí es posible reducir su presencia diaria:

  • Sustituir los plásticos de cocina por vidrio o acero inoxidable, especialmente al calentar o almacenar alimentos.

  • Elegir cosméticos naturales, sin parabenos, ftalatos ni fragancias artificiales.

  • Eliminar ambientadores sintéticos, velas perfumadas y suavizantes de ropa convencionales.

  • Priorizar productos ecológicos para reducir el consumo de pesticidas y herbicidas.

  • Evitar el uso de botellas de plástico, así como el consumo directo de agua del grifo. Lo ideal es utilizar un sistema de filtrado doméstico o una jarra con filtro para reducir tóxicos presentes en el agua.

  • No comprar conservas ni latas de bebidas que llevan BPA en sus revestimientos interiores.

 

Detoxificación consciente y ordenada


En el
Instituto New Detox sabemos que una detoxificación eficaz y segura no se logra de forma aleatoria. Nuestro método DRI sigue un orden estratégico que permite eliminar los tóxicos y regular las hormonas sin movilizar sustancias nocivas de forma inadecuada. Desintoxicar sin un protocolo claro puede empeorar los síntomas al redistribuir toxinas en el organismo.

Hábitos diarios que ayudan a equilibrar el sistema

Restaurar los ritmos biológicos

Uno de los pilares es restablecer el reloj interno del cuerpo. Para ello recomendamos:

  • Exponerse a luz natural por la mañana y al atardecer para regular correctamente los ritmos circadianos.

  • Cenar temprano para respetar también los ritmos naturales biológicos. Recomendable comer al aire libre, y nunca bajo luz artificial.

  • Dormir 8 horas y no acostarse más tarde de las 23 h. En las dos horas previas reducir la exposición a luz artificial blanca y dispositivos electrónicos.

Estos simples ajustes pueden sincronizar de nuevo al cuerpo con la luz solar, reduciendo la producción de señales de alarma internas.

Ejercicio regular

El sedentarismo es enemigo del equilibrio hormonal. El ejercicio diario, tanto moderado (como caminar o practicar yoga) como más intenso (incluyendo ejercicios de fuerza), favorece la producción natural de estrógenos y protege contra la desmineralización ósea, frecuente en esta etapa.

Reducción de estimulantes

Evitar el consumo de alcohol, café y alimentos picantes es esencial, ya que son desencadenantes directos de sofocos.

El intestino: clave hormonal olvidada

Pocas veces se menciona al intestino en el contexto hormonal, pero su papel es esencial. Una microbiota alterada, común en casos de permeabilidad intestinal causada por antibióticos, estrés o mala alimentación, puede impedir la correcta eliminación del exceso de estrógenos. Gracias a las bacterias del intestino también se forman metabolitos, como el butirato, clave para generar las hormonas tiroideas.

Además, la presencia de cándidas y parásitos intestinales genera toxinas que afectan directamente al sistema nervioso, aumentando los sofocos, la niebla mental y la ansiedad

Un protocolo intestinal completo debe incluir:

  • Reparación de la permeabilidad intestinal
  • Limpieza de patógenos (cándidas y parásitos).
  • Restauración de la microbiota.

El hígado y su papel en la menopausia

Durante la menopausia, el hígado adquiere un papel aún más relevante. Es el órgano encargado de metabolizar hormonas y de eliminar tóxicos hormonales. Si el hígado está sobrecargado, los estrógenos no se eliminan correctamente, y los disruptores endocrinos permanecen más tiempo en el cuerpo, generando desequilibrio.

Para apoyar el hígado:

  • Utilizar plantas depurativas como el cardo mariano, desmodium o diente de león.
  • Tomar infusiones amargas.
  • Minimizar la exposición a tóxicos ambientales.

Alimentación y fitoestrógenos

Una dieta rica en vegetales es esencial, pero no cualquier vegetal: se necesitan fitoestrógenos naturales, presentes en:

  • Semillas de lino, sésamo y soja fermentada (como el tempé, siempre no transgénica).
  • Crucíferas (brócoli, col, coles de Bruselas), que apoyan la fase II de detoxificación hepática.

También son fundamentales los alimentos ricos en:

  • Magnesio: espinacas, legumbres, frutos secos.
  • Omega-3 vegetal: semillas de chía y lino.

Suplementos naturales para aliviar los sofocos

Algunos suplementos pueden ofrecer alivio significativo:

  • Salvia: ayuda a regular la sudoración excesiva y estabiliza el centro termorregulador.
  • Trébol rojo: rico en isoflavonas, actúa como un fitoestrógeno suave.
  • Cimicífuga racemosa (cohosh negro): especialmente útil para los sofocos nocturnos.
  • Magnesio bisglicinato y vitamina B6: ideales si los sofocos se acompañan de ansiedad o insomnio.

Los sofocos no son una maldición inevitable, sino una señal del cuerpo que puede abordarse de forma integral y respetuosa. A través de cambios en el entorno, ajustes en el estilo de vida y el uso estratégico de alimentos, plantas y suplementos, es posible transformar esta etapa en un periodo de reconexión con el cuerpo y empoderamiento personal.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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